lunes, 21 de noviembre de 2016

CÁNCER DE PIEL

                   CÁNCER  DE PIEL 






Qué es
El cáncer de piel no melanoma es el tipo más común de cáncer de piel. Se le llama no melanoma, porque este grupo de tumores comprende todos los tipos de cáncer de la piel, excepto uno: El melanoma maligno, que es el cáncer que se desarrolla a partir de los melanocitos.

Según un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud, cada año se realizan alrededor de 5.000 nuevos diagnósticos de cáncer de piel en España. Factores como el deterioro de la capa de ozono o la falta de prevención diaria propician la aparición de nuevos casos.

Respecto a la incidencia en España, José Carlos Moreno, dermatólogo, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y coordinador de la campaña Euromelanoma 2015, matiza que no existen estadísticas fiables en España. “Podemos afirmar que 1 de cada 10 personas nacidas en el año 2000 padecerán cáncer de piel”, advierte.

Causas
Según Moreno, la predisposición genética es la causa principal de la aparición del cáncer de piel, aunque existen otros factores bien identificados que también intervienen, como la radiación ultravioleta, algunos agentes químicos, las infecciones por el virus del papiloma humano e incluso inmunodepresión. “Los pacientes trasplantados tienen una mayor incidencia de cáncer cutáneo que la población normal”, indica.

Las causas más frecuentes son:

La exposición excesiva a la radiación ultravioleta (UV), cuya principal fuente es la luz solar. El grado de exposición a esta radiación depende de la intensidad de la luz, del tiempo de exposición y de si la piel ha estado protegida.Las personas que viven en áreas donde están expuestas todo el año a una luz solar intensa tienen mayor riesgo de desarrollar este tipo de cáncer. Además, estar largo tiempo a la intemperie por motivos de trabajo u ocio sin protegerse con ropas adecuadas y protección solar incrementa la posibilidad de desarrollarlo.

Las lámparas y cabinas bronceadoras son otras fuentes de radiación ultravioleta que pueden aumentar el riesgo de desarrollar un cáncer de la piel no melanoma.

La exposición a ciertos productos químicos como el arsénico, la brea industrial, la hulla, la parafina y ciertos tipos de aceites.

La exposición a la radiación, como la producida por la radioterapia.

Las lesiones o inflamaciones graves o prolongadas de la piel, como pueden ser las quemaduras graves, la piel que recubre el área donde se produjo una infección ósea grave y la piel dañada por ciertas enfermedades inflamatorias.

El tratamiento de la psoriasis con psoralenos y luz ultravioleta administrados a algunos pacientes con psoriasis.

El xeroderma pigmentoso, una patología hereditaria muy poco frecuente, reduce la capacidad de la piel para reparar los daños que sufre el ADN como consecuencia de la exposición a la luz solar. Las personas que tienen este trastorno desarrollan un gran número de tumores de la piel, a veces desde la infancia.

El síndrome del nevus de células basales es una condición congénita poco frecuente, que ocasiona múltiples tumores malignos de células basales (basaliomas). La mayoría de los casos, aunque no todos, son hereditarios.
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Síntomas
El cáncer de la piel no melanoma puede tener el aspecto de diversas marcas en la piel. Las señales de aviso principales son la aparición de una nueva masa, una mancha o protuberancia que esté creciendo (en el transcurso de unos meses o de uno a dos años), o bien una úlcera que no sane en un plazo de tres meses.

“Los síntomas de este cáncer son muy variables. Encontramos desde quistes de crecimiento progresivo, úlceras que no curan, cicatrices que crecen, excrecencias córneas (cuerno cutáneo) y especialmente lunares que cambian de forma o empiezan a presentar molestias como dolor, picor, sangrado, etc.”, explica el dermatólogo José Carlos Moreno.

Los más comunes son:

Los carcinomas de células basales aparecen en un área tanto plana, como escamosa que adquiere un color rojizo, o en pequeñas áreas cerosas, brillantes y translúcidas al relieve, que pueden sangrar con una lesión menor. Es estas áreas es frecuente identificar uno o más vasos sanguíneos irregulares visibles, o mostrar áreas de color azul, café o negro.

Los carcinomas de células escamosas pueden aparecer en forma de protuberancias crecientes, a menudo de superficie áspera, o planas como manchas rojizas de la piel que crecen lentamente. Estos dos tipos de cáncer de la piel no melanoma pueden desarrollarse en una superficie plana que sólo muestra leves cambios con respecto a la piel normal.

El sarcoma de Kaposi suele empezar en una pequeña área similar que adquiere un color morado que se convierte en un tumor.

La micosis fungoide empieza como una erupción, a menudo en los glúteos, las caderas o la parte inferior del abdomen. Puede parecer una alergia de la piel u otro tipo de irritación de la misma.

Los tumores de los anexos se presentan como protuberancias dentro de la piel.

Los sarcomas de la piel se manifiestan como grandes masas debajo de la superficie de la misma. Los tumores de células de Merkel suelen aparecer en forma de nódulos de color rojo púrpura o de úlceras (llagas) localizadas en la cara, o, con menos frecuencia, en los brazos o las piernas.
Prevención
La forma más importante de reducir el riesgo de desarrollar un cáncer de la piel no melanoma es evitar exponerse sin protección a los rayos solares y a otras fuentes de luz ultravioleta.

La manera más sencilla de evitar la exposición excesiva a la luz ultravioleta es mantenerse alejado del sol y a la sombra siempre que sea posible. Esto se puede aplicar tanto en periodos veraniegos como el resto del año, ya que efectos del clima, como la nubosidad o la nieve, no reducen la incidencia de la radiación solar por completo.

Es importante que esta precaución se tenga desde la infancia, pues se ha demostrado que el 80 por ciento de los daños que el sol puede causar en la piel ocurren antes de cumplir los 18 años.

Algunas recomendaciones para prevenir la aparición de este tipo de cáncer son:

Protegerse con ropa

Vestir con camisa y un sombrero de ala ancha permite aumentar la protección frente a la radiación solar. Por lo general, las telas de tejido apretado ofrecen también mejor protección.

Respecto a las gafas de sol, los expertos recomiendan utilizar aquellas que tienen un porcentaje de absorción de rayos ultravioleta de un 99 a un cien por cien, ya que permite proteger de forma adecuada los ojos y el área de piel alrededor de los mismos.

Por otro lado, los especialistas recomiendan cubrir las zonas más sensibles que están expuestas a los rayos solares durante todo el año. El 85 por ciento de los tumores malignos aparece en la cara, el escote y el cuero cabelludo.

Cremas de protección solar

Utilizar siembre una crema de protección de factor 15 o más en las áreas de piel expuestas al sol, particularmente cuando la luz es intensa. Las personas de piel clara y las que se queman con facilidad deben aplicar la loción antisolar con mayor frecuencia

Para que la protección sea eficaz, la protección debe aplicarse antes de la exposición al sol y en todas las áreas de la piel visibles. Muchas lociones antisolares pierden eficacia cuando la persona suda o nada y deben aplicarse de nuevo para que ofrezcan el máximo nivel de protección.

Los expertos insisten que la crema debe aplicarse aunque el día esté brumoso o el cielo esté cubierto de nubes ligeras o poco compactas, ya que la luz ultravioleta puede atravesarlas.


No utilizar cabinas bronceadoras

La exposición excesiva a la luz ultravioleta puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de la piel, ya que contribuye al envejecimiento cutáneo. Por este motivo los dermatólogos desaconsejan su utilización

Tipos
Existen muchos tipos de cáncer de piel no melanoma, pero hay dos que son los más comunes: el carcinoma basocelular y el carcinoma de células escamosas.

Carcinoma basocelular (cáncer de células basales)

Es un tumor de crecimiento lento. Es muy raro que un cáncer de células basales se extienda a partes distantes del cuerpo. No obstante, si un cáncer de células basales se deja sin tratar puede extenderse a las áreas cercanas y afectar los huesos, así como otros tejidos de la piel. Después del tratamiento, el carcinoma basocelular puede reaparecer en el mismo lugar de la piel.

El carcinoma espinocelular (carcinoma de células escamosas)

Se desarrolla en las capas superiores de la epidermis y representa alrededor del 20 por ciento de todos los casos de cáncer de la piel. Con frecuencia aparece en áreas del cuerpo expuestas al sol, tales como la cara, las orejas, el cuello, los labios y el dorso de las manos. También se puede desarrollar en cicatrices o úlceras de la piel en otras partes del cuerpo.

Otros tipos de cáncer de piel no melanoma, menos comunes que los anteriores son:

Sarcoma de Kaposi.Se origina en la dermis, pero también puede formarse en los órganos internos. Suele desarrollarse en personas afectadas por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

Linfoma. La dermis contiene un número considerable de linfocitos (un tipo de células del sistema inmunológico). Cuando éstos se vuelven malignos forman el linfoma. Aunque la mayoría de estos tipos de cáncer parecen originarse en los ganglios linfáticos o en los órganos internos existen ciertos tipos de linfoma que se originan en la piel. El término médico “linfoma cutáneo primario” significa “linfoma que se ha originado en la piel”. El tipo de linfoma cutáneo primario más común es el linfoma cutáneo de células T, también llamado micosis fungoide.

Sarcomas.Los sarcomas se desarrollan a partir de las células del tejido conectivo, por lo general en tejidos que se encuentran a gran profundidad debajo de la piel. Con mucha menos frecuencia, éstos pueden producirse en la dermis y el tejido subcutáneo de la piel. Existen varios tipos de sarcoma que pueden desarrollarse en la piel incluyendo el dermatofibrosarcoma protuberans y el angiosarcoma.

Carcinoma de células de Merkel.Se desarrolla a partir de las células endocrinas de la piel. A menudo reaparecen después del tratamiento y se extienden a los ganglios linfáticos cercanos. También pueden propagarse a los órganos internos.

También existen los tumores benignos de la piel.La mayoría de los cuales no son cancerosos, y sólo en contadas ocasiones llegan a convertirse en cáncer. Entre estos tumores se encuentran la mayoría de los tipos de lunares, las queratosis seborreicas (manchas con relieve, de color marrón, café o negro con una textura “cerosa” o una superficie áspera), los hemangiomas (tumores benignos de los vasos sanguíneos), los lipomas (tumores blandos de las células adiposas benignas) y las verrugas (tumores de superficie áspera causados por un virus).
Enfermedades Precancerosas

Queratosis actínica: Es una condición precancerosa de la piel causada por la exposición a los rayos solares. Son pequeñas manchas ásperas que pueden ser de color rojo, rosado o del color de la piel. Suelen desarrollarse en la cara, las orejas, el dorso de las manos y los brazos de personas de edad mediana o mayores que tienen la piel clara, aunque también pueden aparecer en otras áreas de la piel expuestas al sol. Generalmente, las personas que tengan una queratosis actínica desarrollarán muchas más. Suelen crecen lentamente y no causan más síntomas o signos que las manchas de la piel. Es posible, pero no común, que las queratosis actínicas se conviertan en cáncer de células escamosas. También con frecuencia desaparecen por sí solas, pero pueden volver a aparecer.

Carcinoma de células escamosas in situ o Enfermedad de Bowen: Es la forma más precoz del cáncer de piel de células escamosas. Las células de este cáncer se encuentran completamente dentro de la epidermis, y no se han extendido a la dermis. Se manifiesta en forma de manchas rojizas. Comparada con las queratosis actínicas, las manchas del carcinoma de células escamosas in situ suelen ser mayores, a menudo de más de medio centímetro, de un rojo más intenso y son más escamosas y ásperas.
Diagnóstico
“Ante la sospecha de tener cualquier lesión que sea persistente en el tiempo, que cambie sus características o que tienda a crecer lenta pero de forma progresiva el paciente debe acudir al dermatólogo para evaluarlo y dar un diagnóstico”, recomienda Moreno.

Si existe algún motivo para sospechar que existe un cáncer de la piel, el médico empleará uno o más métodos para determinar si la enfermedad se encuentra realmente presente. El primer paso es observar el tamaño, la forma, el color y la textura del área en cuestión y si ésta sangra o se descama.

A continuación examinará el resto del cuerpo para ver si el paciente presenta manchas o lunares que puedan estar relacionados con el cáncer de la piel. Es posible que sea necesario hacer otras preguntas u otros exámenes.

Si el médico piensa que un área pudiera presentar un cáncer de la piel no melanoma, éste tomará una muestra (biopsia) de piel del área sospechosa para examinarla con un microscopio. Esto se llama una biopsia de piel. Para hacer esta prueba pueden utilizarse diferentes métodos.

Sin embargo, es igualmente importante que el paciente se revise a sí mismo la piel, preferiblemente una vez al mes. Para ello, deberá conocer el aspecto de los lunares, las imperfecciones, las pecas y otras marcas que tenga en la piel para poder detectar cualquier cambio.

Se recomienda hacerse el autoexamen frente a un espejo de cuerpo entero. Para las áreas difíciles de ver puede usar un espejo de mano. Debe examinar todas las áreas, incluyendo las palmas de las manos y las plantas de los pies, la región lumbar y la parte posterior de las piernas.

Tratamientos
La extirpación es el tratamiento más común de este tipo de lesiones, que puede completarse con la llamada cirugía de Mohs dependiendo de la localización o si la mancha tiene un tamaño considerable.

La escisión simple consiste en la extirpación del tumor y parte del tejido que lo rodea.

Cirugía de Mohs: Se elimina la capa de la piel afectada por el cáncer y posteriormente, el médico extrae el tejido que rodea la zona comparando ambos en el microscopio.

Criocirugía: Mediante nitrógeno líquido se congelan y destruyen las células cancerosas.

Cirugía láser: Se utiliza en carcinomas muy superficiales sobre los que se aplica el rayo láser para vaporizar las células cancerosas.

Electrodesecación: el tumor se extrae raspando el tejido, y después se trata la zona donde se encontraba la mancha con una aguja eléctrica para destruir las células cancerosas que queden.

Quimioterapia: El medicamento que más frecuentemente se utiliza es el fluorouracilo, que usado de forma tópica llega a las células más cercanas de la superficie de la piel, por lo que se utilizará sólo en patologías premalignas. Este medicamento enrojece la zona donde se aplica y la hace más sensible al sol, por lo que es aconsejable que la zona esté bien protegida.

Radioterapia: Consiste en el empleo de radiación para destruir las células cancerosas. El tratamiento dura unos minutos y no es doloroso.



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